Ahora lo ve claramente. Delante
de ella se encuentra una mujer rubia con el pelo corto que aparenta tener cerca
de sus cincuenta años. Según su uniforme debe de ser un guarda forestal. No
parece ser muy fuerte. La mujer no para de agitarla delicadamente. Hablándola
pero esta sólo oye murmullos, nada claro.
-Perdona, ¿qué decías?- consigue
decir.
-Me preguntaba que hacías aquí
tumbada en medio del bosque, tendrías que tener más cuidado. No sé qué te
hubiera pasado si no te hubiera encontrado. Es muy peligroso andar sola por
aquí, sobre todo si llega a anochecer. – dice la guarda seriamente al principio
pero su tono se acaba suavizando al final.
-Lo sé, me había…perdido.
Intentaba llegar al camping que está cerca de aquí pero debe ser que me desvié
o algo.
-Ah… pobre, ¿no venías acompañada
de un adulto?
-No… solo yo.
-Vaya, venga sube que te llevo
hasta allí en el jeep.
Estira su mano y ayuda a Alexia a
levantarse. No se había percatado de que detrás de la mujer se encontrase
ningún vehículo.
-Por cierto me llamo Tania
Robles, agente Robles, pero llámame Tania.
Que casualidad que se apellide
Robles y trabaje en la naturaleza. El típico chiste.
-Alexia Mejía, encantada.-indica
la joven.
-¿Gallega?-pregunta la guarda
forestal.
-No, pero el apellido sí.-responde.
-Bueno, pues Alexia te presento a
Aria que estará encantada de acompañarte en este pequeño trayecto.-dice
sonriente la mujer.
-¿Aria?...-no sabe por dónde van
los tiros.
-Sí, el jeep.-sigue sonriente.
-Ahhh… el coche…-se ha quedado a
cuadros.
Que mujer más rara que por poner
nombres se lo pone hasta al coche. Al final va a resultar que es verdad que la
soledad sienta mal. No sabe si reír o llorar, mejor que no haga ninguna de las
dos cosas y se limite a seguir el rollo a esta extraña señora.
-Yo también estaré encantada de
que Aria me acompañe.-sonríe también.
-Bien entonces. Subamos.
Dicho esto las dos suben en el vehículo y este arranca.
Hacía mucho que no subía a ningún coche. Su abuela tiene el carnet pero
hace mucho que no coge su viejo Audi y le ha cogido cierto miedo a conducir.
Alexia aprovecha para sacar la cabeza por la ventanilla, no van
demasiado rápido ya que no es carretera, ni tampoco corre mucha brisa, pero con
lo poco que le da de aire le basta.
Todo lo que se ve siguen siendo árboles, no sabe cómo la guarda se
sitúa y sabe cómo ir.
No hablan por el camino, la mujer parece estar metida en su mundo.
Ella en cambio se limita a pensar
en Sergio.
Es increíble que se haya tomado
la molestia de hacer eso para conocerla. ¡A ella! No se lo puede creer. ¿Cómo
puede llegar a pensar que no querría conocerle y que pasaría de él? Cualquier
chica estaría a los pies de ese joven con el pelo negro azabache que posee unos
ojos que reflejan el mar. No tiene la pinta de ser de esos típicos tíos
creídos, que piensan que el mundo es suyo y las chicas son de usar y tirar. Él
no es así, se ve con sólo mirarle. A simple vista la gente expone a los demás
parte de su personalidad.
Se siente un poco mal pensando de ese modo de otro que no sea Iván.
Esto le lleva pasando mucho tiempo, demasiado. Ha salido con uno o dos
más después de él pero apenas han durado unas semanas antes de que ella cortara
con ellos, siempre por lo mismo: porque aunque fuesen chicos increíbles no le
gustan tanto, porque se siente incómoda, siente que le defrauda a su amigo… Aunque
esto puede que no sea así porque él también ha salido con algunas… Simplemente
porque ellos no son Iván. Ya está. Para qué engañarse uno mismo.
Quizás a Iván le pase lo mismo que a ella, y por eso también corte
rápido. Eso quiere ella pensar. Pero ambos saben que están mejor como están.
Podría haber salido con más si ella hubiera querido, no es que sea de
esas chicas que vuelvan locas a todo el instituto, pero más chicos de los que
ella jamás hubiese pensado han estado detrás de ella. No le gusta haberles
tenido que hacer daño sin querer.
No pensó que siendo como es gustase, no es que tenga mala personalidad,
sino que es diferente a lo que se suele llevar. O puede decirse que ella tiene
personalidad y las otras no, que son todas unas copias de otras, sí, así está
mejor dicho.
Es más reservada; más tímida, no es que sea borde o seca simplemente no
le gusta llamar la atención; no es tan popular, prefiere tener amigos que pueda
contar con los dedos de la mano y que sean verdaderos a tener quinientos
‘’amigos’’ y que sean todos falsos como un billete de tres euros y no te
valoren como persona; no tiene las mismas aficiones musicales, mientras las
demás se vuelven locas bailando reggaetón, ella prefiere estar tumbada en la
cama con los cascos oyendo algo como pop, rock o electro, algo que tenga más
sentido en la letra.
Cosas de esas la diferencian. Sofía y Mónica son más como ella.
Será que lo diferente gusta.
Puede que con Sergio le salgan las cosas mejor que con los demás y sea
la oportunidad de olvidarse de una vez de ver a su mejor amigo de esa manera.
No es que quiera usarle para ello. Ese chico le gusta de verdad.
Pasados unos minutos y empiezan a
verse unas vallas de madera, serán de indicación o para que no pasen animales,
porque son igual de altas que las que colocan en los parques infantiles que
cualquiera puede saltarse si quiere. Se encuentran en la puerta de entrada del
camping. Unos postes de más de tres metros de altura alzan un cartel de madera
también con un letrero en el que pone con letras negras ‘’Bienvenido a Lake
Violet’’.
-Parece que hemos llegado.-el
silencio al fin se rompe. Y el jeep frena.
-Sí, parece que sí. Muchas
gracias a ti y a… Aria por haberme traído, en serio. No sé qué habría sido de mí
si no me hubieras encontrado.-sale del vehículo, cierra la puerta y se apoya en
la ventanilla mientras termina de hablar.
-Ha sido un placer hacer algo de
provecho. En otras circunstancias te diría que exageras, pero como el caso es
que esto es un bosque tienes razón, nunca se sabe que podría haber pasado.
Alexia busca su monedero con algo
que pagarle a la señora por las molestias cuando esta le ve las intenciones.
-Eh, no me des nada. Hasta la
vista Alexia. Disfruta tu estancia y no te me vuelvas a perder.- lanza un beso
al aire y arranca antes de que Alexia pueda decirle o hacer nada para pararla.
Y se va saludándola con la mano mientras esta ve como se aleja entre la
arboleda.
Se encuentra otra vez sola. Pero
las condiciones han cambiado, ahora no se encuentra perdida, está enfrente del
cartel del camping donde pasará un mes.
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